El 27 de julio, mientras un avión de hélice volaba hacia la frontera entre Estados Unidos y México con la intención de cruzar ilegalmente, agentes estadounidenses se apresuraron a recibirlo en un pequeño aeropuerto municipal cerca de El Paso, Texas.
Allí arrestaron a dos hombres que formaban parte de la realeza del narcotráfico mexicano. El hijo del ex capo del cártel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán, quien se encuentra encarcelado, tenía previsto entregarse al aterrizar. Sin embargo, el otro pasajero, el legendario narcotraficante septuagenario Ismael “El Mayo” Zambada, no lo hizo. En cambio, el hombre más joven lo engañó para que subiera al avión, según informaron dos funcionarios estadounidenses actuales y dos ex funcionarios familiarizados con la situación.
El arresto de Zambada ocurrió después de extensas negociaciones entre las autoridades estadounidenses y Joaquín Guzmán López, el hijo de El Chapo. Sin embargo, muchos funcionarios estadounidenses habían perdido la esperanza de que Joaquín se entregara. Fueron tomados por sorpresa cuando recibieron un mensaje de último momento en el que Joaquín anunciaba que llegaría acompañado de un capo al que las autoridades estadounidenses habían estado persiguiendo durante cuatro décadas.
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Según un funcionario estadounidense no identificado (quien no estaba autorizado a hablar públicamente sobre los arrestos), “El Mayo fue la guinda del pastel”. Su presencia no se esperaba en absoluto.
Guzmán López había convencido a Zambada de abordar el avión diciéndole que volaban para ver propiedades inmobiliarias en el norte de México, según los dos funcionarios actuales y uno ex funcionario estadounidense. Reuters fue la primera agencia de noticias en informar sobre los arrestos, antes de que el Departamento de Justicia emitiera un comunicado el jueves por la noche que confirmaba que los dos hombres habían sido detenidos en El Paso. La agencia de noticias habló con funcionarios actuales y anteriores para elaborar un relato detallado de la operación.
